Soy un ciudadano del mundo que pasó tiempo en Andalucía.
No se trataba solo de descubrir raíces pero también escuchar una atracción visceral.
Mi madre nunca me hablo en Castellano. El Español era mucho mas que un idioma y no se podía destacar de su propia vida. En tiempo, tendríamos que vivirlo para hablarlo.
Cuando ella puso el pié por primera vez sobre una acera de Toulouse, la ciudad festejaba la fiesta nacional. Era el 14 de julio del 1939. Tenía catorce años y no entendía una palabra de Francés.
Esta historia, me hace pensar graciosamente a mi primera llegada a Almería en 1973.
Después de pasar una inmensa sierra morena el avión se puso sobre una playa infinita decorada de palmeras. Todo un grupo me esperaba en el aeropuerto. Lili, Ángel, Julia, Gemma… Pero habían dos coches… ¿Estarían Antonio, Mari Carmen, los niños? ¿Quien conducía el otro coche?
Para mi, este momento es uno de los mas determinante de mi vida. Luce siempre igual pero cada vez se desenfoca un poco mas. Lo cierto es que yo tenia quince años y no entendía una palabra de lo que estaban diciendo.