Una Nochebuena entre tantas otras

por Clotilde Bernadi Pradal

Traducido del Francés por Ana González Bravo

Las tradiciones, los rituales se resisten y afianzan, incluso en los tiempos en los que, todo se cuestiona. Es curioso ver cómo el hombre, en circunstancias extraordinarias, se aferra a algunas tradiciones que le permiten enlazar con su pasado que, pese a todo, no se puede negar. Por eso, la Nochebuena  ha sido  celebrada en las expediciones polares,  los campos de concentración, a bordo de naves espaciales… Entre todas las fiestas señaladas de nuestro calendario, la Navidad es sin duda la más popular, y aunque se trata de la celebración del aniversario del nacimiento del niño Dios, su significado dista mucho de ser el mismo para todos, ya que creyentes y no creyentes la celebran por igual.

Fiesta de amor, en Toulouse, pero bajo la ocupación alemana, y con carteles en la calle comunicando las listas diarias, de los partisanos fusilados. La Noche Buena ha llegado!
Nadie ha sido invitado esta noche en el pequeño apartamento del barrio M. ¿Cómo habríamos podido invitar a alguien si solo hay unas sardinas para cenar?
A las siete de la tarde, el almirante es  el primero en llegar. Es un hombre de honor, que una vez juró su lealtad a la República española, ahora en el exilio, vive solo, en un cuarto oscuro en el centro de la ciudad.
– No; nos dice, no podía quedarse quieto. Y entonces, se vino. Que nadie se moleste. Además, no tiene hambre …
El profesor de física ha llegado un poco después. Como siempre, trae una sonrisa tímida que parece pedir excusas. Su esposa ha sido operada de un cáncer de mama y ha querido volverse a España para morir en su casa1.
El timbre ha vuelto a sonar. Jacqueline es recibida con gritos de alegría. Como siempre, ha venido en bicicleta y ha traído mermelada y manzanas.
En 1940, la joven asistenta social, había sido informada del  caso de un hombre, que se había quedado viudo con cinco hijos. Desde entonces se ha convertido en una verdadera amiga de la familia con la que voluntariamente comparte sus noches libres, además de los múltiples problemas de la existencia humilde de los exiliados. Ocho años más tarde, cuando ingrese en una Orden Religiosa, escribirá a sus amigos del barrio M.: Gracias por haberme enseñado a vivir  esos finales de mes,  floridos y cantarines ante  buffets vacíos.Pero ¿por qué está aquí Jacqueline en esta Nochebuena, mientras que una familia la espera,  y  va a ser decepcionada por su ausencia?

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Han llegado más jóvenes, hombres y mujeres jóvenes, pero ya es el toque de queda, y nadie llamará más a la puerta. Sí, desde luego, un chico ha llegado después de la hora límite. Qué tonto! Le gusta jugar con el riesgo y le regañan. Pero todos están felices por su llegada.
Hay en la cocina una  mesa larga, de sastre,  alrededor de la que se han dispuesto todos los asientos existentes en la casa, y como no cuadran las cuentas, se ha añadido la tabla de planchar entre dos sillas. Perfecto.
Las sardinas están en la sartén, y  tienen mucho éxito.  Habrá exactamente tres para cada uno. El Almirante glorifica este pescado humilde, y con humor comenta lo que decía una de sus amigas, una dama de la aristocracia de Madrid que se lamentaba: “Que pena que las sardinas sea un pescado barato; es tan bueno!” 
Compartimos luego la mermelada y las manzanas. La cena se ha terminado. El gerente de la bodega ha comprado en secreto una gran bolsa de papillotes que se guardan para más tarde. La vigilia se organiza en torno al fuego, ya que, ¡tenemos leña! Los alemanes han hecho cortar algunas de las magníficas plataneras que flanqueaban el canal de Blagnac.  A pesar de la prohibición, los jóvenes han hurtado algunas ramas.

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Ningún árbol de Navidad, ¿con qué lo hubiéramos decorado? Y además no es parte de nuestras costumbres. En España, en casa de la abuela, se hacía “El Pesebre”. Ah! Esos preciosos pesebres españoles, recargados de anacronismos y personajes que intentan recrear la vida de un pueblo sencillo, donde la casa del rey Herodes, es vecina con la estación de un tren eléctrico… El tonto del pueblo cuenta tonterías, a su alrededor los campesinos que se van encaminado hacia el “pesebre”; un ciego toca la guitarra, ancianas giran la rueca, la vendedora de castañas cuentan su mercancía, mientras,  los vigilantes de los pavos  llevan su bandada a beber al río, -compuesto por espejos-, en el que se reflejan  cisnes, y, las lavanderas alegres, lavan los pañales del Niño Jesús. El serrín teñido de verde intenta ofrecer  la apariencia del mejor tierno césped, en el que pastan las ovejas,  seguidas de sus pastoras encapuchadas, cargadas, con latas de leche,  y de queso … 

Alrededor del nacimiento, la familia y los amigos cantaban villancicos, acompañados por “zambombas”, este instrumento primario, desconocido en Francia, típico de la Nochebuena española.
De repente el profesor de física recuerda estas canciones, con nostalgia:
-Mi esposa; dice, ..cantaba muy bien los villancicos. 
Y explica a los jóvenes franceses, siempre con aire de disculpa: 
-Ustedes saben, están llenos de cánticos de amor …

Se canta en la casa:
“Madre a la puerta  hay  un niño
Mas hermoso  que  el sol  bello.
Yo   creo   que   tiene   frio… “

Golpes violentos en la puerta hielan la atmósfera. El mayor de los chicos va abrir.
– ¡Que pasa! Grita una voz áspera. “-¿Celebran la Navidad y se olvidan de la defensa pasiva?.” ¡“Sus persianas dejan pasar la luz. “Attención“! Volveremos en quince minutos!”
La puerta se cierra de un golpe. Todo el mundo pone su empeño en tapar  las ranuras de las persianas con trapos y papel de periódico. ¡Nos asustaron!
El almirante, quiere reanimar la noche y evoca el esplendor de las Navidades de su juventud.
– “El uniforme de un oficial de la Marina siempre ha tenido mucho prestigio”, dice en un tono que no se sabe si es burlón,  u orgulloso. “En el baile, las chicas más guapas eran para nosotros”.
Se levanta, estira las solapas de la chaqueta con sus puños raídos,  y se inclina hacia Jacqueline:   – “Mademoiselle…”

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Ella acepta la invitación de buena gana. El Almirante tararea un pasodoble, pronto es ayudado por todos los jóvenes. Nos movemos hacia atrás para dejarles espacio.
-“Nosotros”, dice el Almirante, “cuando bailamos, llevamos la mujer en brazos como un ramo de flores.”
Y hace una demostración. Y la joven trabajadora social, siente un poco de vergüenza.

El dueño de la casa, cuya austeridad es conocida, desaprueba claramente la escena. ¿Se olvidan, en su hogar, que estamos en guerra? De repente se siente un malestar. Todos  callan. El Almirante acompaña a Jacqueline a su lugar y se vuelve a su silla con aire de niño que ha sido pillado.
Esta vez, es el profesor de física quien quiere arreglar las cosas: 
-“ La Nochebuena es la víspera de Navidad, y hay que celebrarla a toda costa, dice. En el 36, en Madrid, recuerdo, la hemos celebrado en los pasillos del metro. La ciudad estaba prácticamente rodeada por el enemigo, las bombas estaban cayendo sin cesar, y por todas partes había escenas de horror. Muchas casas estaban destruidas o inhabitables y las gentes vivían en las calles con sus colchones, y algunos enseres. Los que tenían un lugar en los pasillos del metro, como mi esposa y yo, éramos unos  privilegiados. Habíamos afrontado una dura lucha; perdiendo un montón de amigos.
Bueno, pues en la noche de Navidad, todavía cantábamos y comíamos turrón que venía de no se sabe dónde. Incluso recuerdo haber invitado a un amigo francés de las brigadas internacionales. Era de Marsella y nos describía los menús de Navidad de su casa. -“Ustedes no conocen el foie-grass? “Y para darnos una idea, levantaba los ojos al cielo en un gesto cómico. Mientras tanto, compartimos ¡un huevo para dos! Le prometí una verdadera cena de Navidad, cuando ganáramos la guerra. Una cena española, con besugo al horno, pavo con castañas, mantecados, mazapán …
– “¡Piedad, piedad, cállese!” Las chicas lo interrumpen riendo. En realidad, ellas no sufren por la falta de alimentos. Hace mucho tiempo que aprendieron el “comer para vivir”: sus verdaderas preocupaciones están en otros lugares, es lo mismo para todos los que están aquí, esta noche.
Alguien pregunta que son los “mantecados”. Tratamos de dar una visión general de este pastel blando de grasa, con almendras y canela, delicioso, hecho especialmente para la “Nochebuena”, como en Francia “la bûche de Noël”.
Y sucede que ahora todos están interesados en la gastronomía de una manera … bastante abstracta.
– “En Francia, también comemos pavo, pero las ostras, son.. –imprescindibles-.”
– ¿Las ostras? En España, están reservadas para una clase muy limitada. La mayoría de la gente nunca las han probado. En Francia, es un hecho, hay una cierta igualdad respeto a los alimentos.
La conversación gira hacia las bebidas. Nada reemplaza al champán. Ciertamente. Y ¡el champán es francés!
– El champán, ¡es un mito! dice un joven. No estamos de acuerdo con él. Insiste. ¡Casi nos vamos a enfadar!.
Vienen las “papillottes” para conciliarnos a todos. En los papeles hay chistes, adivinanzas, jeroglíficos que divierten por un tiempo. 
Una agradable sorpresa al final: ¡mandarinas! Nos sentimos mimados.

Ahora la puerta se ha  cerrado con la llave, y todos se agrupan alrededor de la vieja radio. Londres. La BBC, transmite una canción compuesta para las circunstancias, y que aprieta un poco el corazón:
“Oh! triste Navidad, lejos de los seres queridosEsta triste Navidad, la celebramos de todos modos!”

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Las conversaciones languidecen. El fuego se extingue. Todo el mundo se vuelve pensativo, y cada uno se reencuentra con sus fantasías. El más joven de los niños se durmió en el suelo, y nadie le vio poner sus zapatos junto a la chimenea. Mañana, sin embargo, tendrá un regalo de Navidad. Sus mayores le han construido un teatro de marionetas.

Ahora hace mucho frío. Se aprieta el círculo. Es cierto que nadie se irá: ¡no se bromea con el toque de queda!. El cansancio ha golpeado repentinamente a cada uno. Se distribuyen mantas, nos envolvemos en ellas, nos miramos, sonreímos, y vamos cerrando los ojos lentamente.
Todo permanecerá así hasta el amanecer, algunos se dan la mano, en una comunión que dará a esta noche su verdadero significado, el que Jacqueline y los otros, vinieron a buscar aquí.
Sobre las tres de la mañana, se oyeron disparos fuera, cerca.
Bajito, la BBC repite:“Esta triste Navidad, la celebramos, ¡a pesar de todo!”

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1 Treinta años después vivia.